viernes, 27 de junio de 2008

Entrevista a Antonio Sáenz en Iglesia en Camino

El sacerdote diocesano, Antonio Sáenz lleva ocho años de misionero en Perú, concretamente en la parroquia de Celendín, dentro de la diócesis de Cajamarca, uno de los departamentos más pobres del país andino. Allí atiende a unas 50.000 personas repartidas en 165 caseríos. Antonio Sáenz se encuentra estos días en nuestra diócesis, momento que aprovechamos para conocer más de cerca su misión.

¿Cuál es la realidad de la diócesis de Cajamarca y de la parroquia de Celendín?
Es una diócesis en el norte de Perú, un país dos veces más grande que España que cuenta con 27 millones de habitantes. La parroquia de Celendín, a la que sirvo junto a otro compañero peruano, tiene 50.000 habitantes. Vivo en la capital de la provincia, Celendín, que cuenta con 15.000 habitantes, y el resto, unos 35.000, están repartidos en un territorio amplio ocupado por 165 caseríos. La parroquia es más grande que la mayoría de los arciprestazgos de aquí. Así, desde la ciudad donde vivo hasta los límites parroquiales se tarda, al menos, 14 ó 15 horas en llegar por zonas montañosas y con vías de comunicación muy deficitarias. Esto hace muy difícil la atención pastoral y humana que la población requiere.
En la parroquia también vive y trabaja una comunidad de Carmelitas Vedrunas, mitad españolas y mitad peruanas. Hay bastante participación laical, con gente muy entregada, disponible y con deseo de sembrar el Reino de Dios en medio de esa realidad sencilla y pobre.


Los misioneros trabajáis en el desarrollo de una comunidad laical y en la creación de infraestructuras.
Efectivamente, la presencia de los catequistas rurales es uno de los objetivos prioritarios. En cada comunidad hay al menos un catequista como expresión visible de la presencia de la Iglesia. Los animamos a que convoquen semanalmente a sus comunidades, principalmente el domingo, no para la Eucaristía, que es imposible con la asiduidad que desearían, pero sí para la escucha de la Palabra, para orar, para ver los problemas de sus pueblos y las respuestas que se les puede dar desde la fe. En nuestra parroquia contamos con 105 catequistas, muchos jóvenes, que están desempeñando esta tarea sin la cual sería muy difícil el crecimiento del Reino.
En cuanto a las infraestructuras, en los ocho años que llevo en Perú, se notan mejoras en la educación, en la salud y en las infraestructuras. Pero la desigualdad que existe entre el Primer y el Tercer Mundo, también se da dentro de Perú, y también dentro de mi parroquia. La población dispone de mejores servicios y atenciones cuanto más cerca está de la capital y viceversa.
Nuestra tarea es hablar de una salvación integral, uniendo al anuncio de la salvación el trabajo para mejorar las infraestructuras, la atención sanitaria y las escuelas.

¿Los habitantes también sufren escasez de alimentos?
Cuando hablamos de Perú hay tres zonas bien diferenciadas: la selva, la costa y la sierra. Donde hay más necesidades es en la selva y en la sierra. Mi experiencia es de la zona de sierra. Yo vivo a 2.700 metros de altura, en plena cordillera de los Andes, en un departamento de los más pobres de Perú, aunque curiosamente está la mayor mina de oro de toda América Latina. Sí se da un gran índice de desnutrición, principalmente infantil. A nivel nacional, el gobierno reconoce cifras del 40%. En mi provincia hay lugares donde llega al 60%.

¿Qué proyectos de desarrollo se han puesto en marcha en esa zona?
Tenemos como proyectos sociales una botica parroquial donde se compran medicinas al menor precio posible y se venden al precio más asequible para las economías de los pobres y necesitados.
Ahora tenemos en proyecto la construcción de una residencia de estudiantes. Afortunadamente, cada vez más jóvenes terminan sus estudios secundarios y acceden a ciclos superiores. Creemos que es importante potenciar la educación porque ayuda al desarrollo personal y al de su país. Con la seguridad de la transformación que se lleva a cabo a través de una mayor cultura queremos ofrecer a los chicos que van a realizar los estudios superiores a Celendín un espacio donde recibir habitaciones y una alimentación adecuada. Por eso tenemos en proyecto esa residencia de estudiantes como plataforma de cambio personal y, esperemos, comunitaria.

No hay comentarios: