miércoles, 25 de marzo de 2015

XII ENCUENTRO MISIONERO DE JOVENES OMP



¿Dónde está tu hermano?  Gn.4,9

Para constatar a esta pregunta, nos hemos reunido en Madrid, algo más de  ciento cincuenta y seis jóvenes procedentes de todas las Diócesis de España.
De la nuestra, Mérida-Badajoz, un grupo de ocho jóvenes hemos participado en el encuentro con la  pregunta en los labios y en el corazón, intentando descubrir y ver el lugar donde se encuentra y donde está, lo descubrimos   a través de los distintos  eventos  que a lo largo de este fin de semana hemos tenido y compartido.
El hermano esta,  y lo vimos entre nosotros, cuando en la velada de oración, ante Jesús en el Sagrario, Nico Montero nos indicaba el camino para encontrarlo a través de sus canciones. Su voz, es un don, es poesía hecha oración. Él nos ha permitido vivir un momento diferente para estar con el Señor y entrar en el grito de la humanidad que tiene ansia de felicidad y que recurre a Dios como manantial de vida.

A la pregunta: ¿Dónde está tu hermano?  Vimos como el Arzobispo de Madrid,  Don Carlos Osoro nos interpelaba diciendo. Jóvenes estamos llamados a una nueva misión. Ser misioneros para anunciar el Evangelio y que llegue a todos", solo con Dios podremos dar respuesta a esa pregunta desde el amor. El amor no es una revolución de dar la vuelta a la tortilla y que todo siga igual, para ello es necesario que ¡cambiemos el corazón del hombre!
 Nos decía D. Carlos que el drama de la historia es no conocer a Dios. Tres enfermedades están en nuestro mundo: el desdibujamiento, la desesperanza y la desorientación. Algunos jóvenes están desmotivados porque no conocen a Dios, debemos mostrárselo con nuestras vidas desde el amor. Seamos fuente de alegría, fuente de esperanza, llevemos el amor de Dios a todos los lugares del mundo. El hombre no es inteligencia, es


Mesa Redonda y Testimonios .  
a).-Pepe Cabanach y Javier Alonso Sandoica., donde  Con ellos Hemos tenido un ameno diálogo. Ellos con su experiencia de 10 años nos han acercado a los excluidos en la misión en los 5 continentes.
. Han visto que en muchas misiones, donde los misioneros están suele ser un lugar desahuciado en donde nadie mete pie. Los misioneros encuentran en estos lugares una gran alegría, ya que su  visión va más allá de la mirada humana, llega donde otros no van, se queda cuando otros se marchan. Para ellos, el misionero dice a su hermano: "tus deseos encuentran su plenitud en Dios". 
b).-Testimonio de corta duración en misión de jóvenes: Dos testimonios muy bonitos de dos jóvenes, que han vivido experiencias de corta duración, uno de María Jesús Romero, de Ciudad Real, que ha estado en Guatemala y el otro, de Miguel Ángel Díez Tascón, de Madrid, que ha estado en Chad y Burundi. Ellos nos han hablado como el corazón joven experimenta la fraternidad, igual que sucede a los misioneros, que viven como hermanos con los más lejanos. Para María Jesús y Miguel Ángel, su vida ha cambiado, ya no viven esta dimensión misionera solo allá sino también aquí en España. De hecho, la misión cambia la vida, lo es para los misioneros de toda la vida como para los que se acercan a la misión por unos meses durante el verano. Ha sido una gozada escucharles y vibrar con ellos de lo que la misión y los hermanos han obrado en ellos.

Siguiendo atentos a la pregunta ¿Dónde está tu hermano? Lo vimos y experimentamos, esa tarde, en nuestro encuentro en El Cottolengo del P. Alegre. Nos acogieron las hermanas Eva y Claudia  como en casa. Dios nos ha sorprendido en ellas y en todas las hermanas que hacen comunidad con ellas. Ellas se dedican a los más necesitados de entre los más necesitados. Lo hacen con una gran alegría, viendo a Dios en ellos,  con su vida decían este es tu hermano, esta es tu hermana, como lo pudimos comprobar en la convivencia que tuvimos con los residentes enfermos y la ternura con que les abrazaban y besaban.
 La oración en la vida de Cottolengo es fundamental, ya sea para las religiosas como para las mujeres que ahí viven.

 El encontronazo con el Hermano,  nos lo mostró la Hermana Paciencia con un rostro sereno que transmitía paz, alegría al mismo tiempo que una fe profunda con un corazón  transformado. Su experiencia, en vivo y en directo, por haber  contraído el ébola y que vio morir a muchas hermanas y hermanos, inició agradeciendo a las hermanas misioneras de María Inmaculada, en cuya congregación se encuentra, que fueron a Guinea Ecuatorial, en donde ella nació, para dar ahí su vida por los hermanos. "Fui a Liberia como mujer, misionera y obediente, por 'mis hermanos’, allí nos sorprendió el ébola" .“Mi hermano, dice ella, es todo mundo, no importa la raza, no importa el lugar, no tiene barreras ni fronteras”.  Nosotros sólo tenemos que decirle, “hermano entra, aquí está tu hermano.  Nos ha narrado brevemente lo que ha vivido, la situación tan dolorosa, de  soledad y miedo que ha procurado el ébola. Veía morir a sus hermanos y hermanas estando en el mismo lecho de dolor. Pocas fuerzas pero suficientes para levantarse y dar una mano al otro. Sí, ella dice que hay una enfermedad y que nuestro mundo necesita una vacuna para sanar la indiferencia, nuestro mundo necesita de nosotros para cambiar, necesitamos gente buena para salvar nuestro mundo”. En otras palabras es necesario cambiar nuestro corazón. "La tierra y el mar tiene fronteras, el corazón no. Nuestro mundo sangra por el ébola de soledad y pobreza". Nos quedamos sin palabras ante el testimonio de entrega de la hermana Paciencia Melgar. Su testimonio ha sido una invitación, con todo el corazón, para vivir la fraternidad que nos hace sentir lo que somos: hijos de Dios. Y poder seguir buscando donde esta nuestro hermano.
Fue un relato, en el que nos sentimos sobrecogidos sin poder ocultar, en ocasiones, las lágrimas en nuestros ojos, siendo interrumpido por un aplauso que duro varios minutos poniéndose  en pie todos los asistentes.

Creo que después de más de cuarenta minutos escuchándola lo sucedido en el verano del 2014, podíamos decir, parangonando unas frases de relato de la samaritanos: “ya no creemos por los que nos han contado los Medios de Comunicación Social”,  nosotros mismo  lo estamos experimentado al escuchar a la HERMANA PACIENCIA.

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