viernes, 1 de octubre de 2010

Esa gente llamada misioneros

"Entre preparativos para el “cole” y adaptaciones al trabajo después de vacaciones, nos hemos metido en octubre casi sin darnos cuenta.
Este mes es conocido como “Octubre misionero”, ya que aunque la Obra Pontificia de Propagación de la Fe despliega su actividad a lo largo de todo el año, lo hace con mayor intensidad ahora. Es precisamente en este mes cuando se desarrolla una de las jornadas más conocidas de la Iglesia, el Día del DOMUND, que será el próximo 24.
El recuerdo de la misión va inseparablemente unido al recuerdo de los misioneros, y este recuerdo reclama inmediatamente sentimientos de agradecimiento. En nuestra diócesis son unos 150 entre religiosos, sacerdotes y seglares los que un día emprendieron la marcha a tierras lejanas para encender lejos la llama del Evangelio o mantenerla viva donde la presencia de la Iglesia lo requería.
La idea no era hacer una experiencia veraniega, sino dar la vida, porque siempre los lugares de destino eran más pobres que la tierra de la que partían y, casi siempre también, el billete de avión o barco era solamente de ida.
Los misioneros expresan además la grandeza de la universalidad de la Iglesia, que ha sabido siempre poner a sus mejores hijos a disposición de las iglesias que los necesitaban más que la Iglesia local de la que partían. Esa comunión sí que tiene billete de vuelta, de manera que el vigor y la fuerza de esas nuevas iglesias está volviendo a nosotros para remover el acomodamiento al que muchas de nuestras comunidades se han adaptado.
Pero el agradecimiento, que a todos nos gusta y siempre es síntoma de salud en todos los sentidos, se queda corto en el caso de los cristianos. La gratitud debe ir acompañada de nuestra oración por los que están y para que sigan llegando, para que no falten obreros en esta viña y para que la simiente cale. No es mala tarea para estos 31 días".

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