viernes, 26 de junio de 2009

Nuestros misioneros escriben - Antonio Sáenz

Nuestro paisano Antonio Sáenz (misionero de Mérida/Badajoz en la diócesis peruana de Cajamarca, desde el año 2000), nos envía este "artículo", constatando la necesidad de nuevos misioner@s . ¡Ánimo!

"DEL REY LEÓN A LA ABEJA MAYA:

El encabezamiento permitiría comenzar con aquello de “érase una vez…”. Pero no, no van por ahí los tiros. Les pido que disculpen el título, alusivo a dos figuras infantiles; no es más que un recurso literario para llamar a la curiosidad sobre el contenido del presente artículo. Sí refleja una frase textual con la que alguno de los sacerdotes extremeños que vivimos en el Perú expresó la sustitución en la parroquia de Rodríguez de Mendoza, de la ya familiar diócesis de Chachapoyas (Perú), de Antonio León por Ángel Maya. Es cierto que aquél tiene de león algo más que el apellido: fortaleza, temple, dominio de la situación, capacidad de liderazgo,…. Y que Ángel, como la abejita Maya y sus hermanas de colmena, es un trabajador silencioso e incansable que se desvive a favor de los demás, con una sensibilidad a flor de piel hacia los enfermos y los más necesitados en general. El padrecito Lolo es el enlace que va a favorecer una transición en absoluto traumática.
De todos los que estamos más allá de la otra orilla del charco, nuestros mejores deseos para Antonio en su vuelta a España. La diócesis recupera un muy buen sacerdote.
Valga la ocasión para compartir alguna experiencia e inquietud. Aunque no sea de modo oficial, de alguna manera hago de portavoz, pues sé que los demás compañeros aprobarán lo que sigue.
El grupo de sacerdotes peruano-pacenses que estamos acá en dos diócesis limítrofes (Chachapoyas y Cajamarca) nos reunimos aproximadamente cada dos meses. Aunque empleamos varias horas en el recorrido, el encuentro es para nosotros fuente de alegría. Experimentamos el gozo de estar los hermanos unidos. Oración, descanso, comida y bebida en común, compartir experiencias pastorales y personales, reflexionar juntos y celebrar con la comunidad de Leymebamba (lugar habitual de encuentro) son los ingredientes que componen el menú del día. Bastantes reuniones han girado sobre la temática de qué sacerdotes, en qué Iglesia, para qué mundo.
Por otra parte expresamos nuestra preocupación porque no palpamos que desde esa archidiócesis de Mérida-Badajoz se esté fomentando suficientemente la posible venida de compañeros sacerdotes a estas u otras tierras necesitadas de su presencia. No somos ajenos a la bajada que se está produciendo ahí en lo que al número de sacerdotes se refiere. Pero, conociendo ambas realidades, afirmamos que cualquier intento de comparación da como resultado una diferencia abismal. Valga como ejemplo la parroquia de Celendín, a la que sirvo, juntamente con un compañero peruano. La ciudad tiene cerca de 20.000 habitantes y además tenemos que atender otras 170 comunidades, algunas a más de 10 horas, donde viven más de 30.000 personas. Sólo el arciprestazgo más grande de Mérida-Badajoz, el de Olivenza, es un poquito más extenso que nuestra parroquia. Y, evidentemente, las carreteras no tienen punto de comparación. Permítanme invitar y animar a los compañeros sacerdotes –sin excluir a religiosos y laicos- a dedicar unos años de su vida a vivir esta experiencia de misión. Dura es, pero, sin duda, profundamente gratificante. Nuestra vida es una búsqueda del Señor. Les aseguro que las huellas de su presencia son más palpables en el mundo de los empobrecidos.

Antonio Sáenz Blanco"

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