sábado, 22 de enero de 2011

Carta del Sr. Arzobispo a los niños, en la Infancia Misionera 2011.

Mis queridos niños y niñas de nuestra Archidiócesis de Mérida-Badajoz:
 
Otra vez os escribo. Es la tercera carta que os dirijo en este curso. La primera os la envié al comenzar el Curso. La segunda os llegó con motivo de la Navidad como la felicitación que os dirigía con todo cariño. Ahora os escribo para contaros una preocupación que tengo. Es una preocupación de toda la Iglesia. Os la cuento.
Sabéis que el Señor, antes de subir a los Cielos, dijo a sus Apóstoles que fueran a predicar el Evangelio por todo el mundo. Ellos fueron tan obedientes que, al poco tiempo ya era conocido en Roma, en España y en muchos otros lugares más. Cada día se va extendiendo por nuevos lugares, ayudando a las gentes a vivir sabiendo que Dios les quiere, que les enseña el camino para salvarse y que nos prepara a todos un lugar en el cielo para estar con Él y ser felices por toda la eternidad.
La Santa Madre Iglesia sigue, desde el principio, el ejemplo de los Apóstoles. No solo predica el Evangelio por todo el mundo, sino que invita a que recemos para que todos lo reciban, crean que Jesucristo es nuestro salvador y sigan su ejemplo.
Ahora la Iglesia nos pide que recemos para que el Evangelio llegue a todos los niños, lo reciban y sean amigos de Jesús.
Como el Señor nos dio a entender que quería mucho a los niños, yo he pensado que debía contar con vosotros una vez más. Por eso os pido dos cosas: la primera, que prestéis mucha atención en la catequesis y en la clase de Religión, y lleguéis a conocer cada día más y mejor a Jesucristo. La segunda, que recéis para que todos los niños del mundo puedan conocer a Jesús y lleguen a ser amiguitos suyos. Al rezar por esta intención tendremos especialmente en cuenta a los niños de ese país tan lejano que se llama Oceanía. ¿Lo haréis así? Estoy seguro de que lo haréis. Por eso quiero daros las gracias ya desde ahora.
Me alegra mucho poderos comunicar mis preocupaciones y pediros ayuda estando seguro de que me hacéis caso.

Me despido de vosotros con un cariñoso saludo.

Hasta la próxima vez.

Santiago. Arzobispo de Mérida-Badajoz

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