miércoles, 15 de mayo de 2013

El Fondo Diocesano de Solidaridad financiará este año nueve proyectos en varios países



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Fue un fruto del Sínodo de 1992 y nació en 1997. Desde entonces se han invertido 1.288.425,77 euros en 163 proyectos.

Casi todos los proyectos del Fondo Diocesano de Solidaridad se han llevado a cabo en países en vías de desarrollo, a propuesta, la mayor parte de ellos, de los misioneros.

Este año el Fondo ayudará a nueve proyectos con un importe de 85.678,90 euros. La mayoría de esos proyectos, tres concretamente, se llevarán a cabo en Perú (ampliación de un materno-infantil, becas de alimentación y becas para seminaristas); dos serán para Camerún (Hogar para niñas pigmeas de la misión católica de Ngovayang y Casa-Familia en Sangmelima); uno en Brasil (talleres socio-laborales); uno en Zimbabue (construcción de la casa sacerdotal de Lusulu); uno en Etiopía (taller textil y programa de formación para madres de un centro de autismo). Por último se destinará también una partida para fortalecer la acción sociocaritativa de las cáritas parroquiales.

Según Juan Andrés Calderón, miembro nato de la Comisión de Seguimiento del Fondo, “se van recibiendo proyectos a lo largo del año de cualquier parte del mundo y de cualquier tipo de personas. Esos proyectos se van analizando”. Dependiendo del dinero del que disponga ese año el Fondo Diocesano de Solidaridad se hace el reparto. “Algunos se financian íntegramente -destaca Juan Andrés- y otros en parte, incluso algunos se van ayudando en varias fases”.

Rincones lejanos

La Secretaria de la Comisión de Seguimiento del Fondo, Ana Correa, destaca que el trabajo no siempre resulta fácil debido a que los interlocutores se sitúan la mayoría de las veces en países poco desarrollados, lo que dificulta mucho las comunicaciones. “Una vez que se aprueban los proyectos presentados -dice Ana- nos ponemos en contacto con las entidades que los presentan. Este año hay dos proyectos que todavía no hemos logrado contactar con ellos. Al principio decía: si le hemos mandado la documentación hace tres meses, ¿cómo no han contestado? Una vez hablando con misionero en África me decía que a veces tardaba meses en poder estar en un sitio donde pueda tener acceso a un ordenador y al correo electrónico”. Otras dificultades que surgen son el idioma, ya que el Fondo trabaja con proyectos en todo el mundo.

¿Qué es y de dónde sale?

El Fondo Diocesano de Solidaridad nació por indicación del Sínodo Pacense de 1992, del que acabamos de cumplir 20 años. En la Propuesta operativa 263 del Sínodo se decía: “Nuestra Iglesia de Badajoz manifestará su opción por los pobres estableciendo en todas sus instituciones la aportación del 1% de su presupuesto de gastos a un Fondo Diocesano de promoción humana en favor de los pobres de dentro y fuera de nuestra tierra en especial de los radicados en el Tercer Mundo (...) Dicho Fondo se nutrirá también de la enajenación de algunos bienes que puedan ser considerados por las instancias competentes como superfluos o no justificados; y estará abierto a otros donativos tanto de personas como de instituciones”.

Las instituciones que deben aportar el uno por ciento de su presupuesto ordinario de sus gastos al Fondo Diocesano de Solidaridad son básicamente las siguientes: Curia Episcopal, Cabildo Catedral, Seminario Metropolitano, parroquias de la Archidiócesis, hermandades y cofradías, movimientos y asociaciones de Iglesia y donativos.

Desde entonces las aportaciones de estas instituciones eclesiales han ayudado a muchos proyectos de desarrollo y han convertido al Fondo Diocesano de Solidaridad en uno de los frutos más consistentes del Sínodo Diocesano.

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