DOMINGO MUNDIAL DE LA
PROPAGACIÓN DE LA FE
20 de Octubre de 2013
Mis
queridos fieles cristianos de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz
El
día del Domund nos recuerda a todos, desde pequeños, a las Misiones. Por ello,
para muchos, este día es, desde siempre, el día de las Misiones. Todos sabemos
que es un día en que debemos unirnos orando al Señor por varias intenciones:
Una es orar para que
no falten sacerdotes, miembros de la Vida Consagrada y seglares dispuestos a
trasladarse hasta lugares lejanos para dar a conocer a Jesucristo, Dios y
hombre verdadero y salvador del mundo. Él descendió a la tierra haciéndose
hombre en las purísimas entrañas de la santísima Virgen María; murió en la cruz
para salvarnos, y resucitó al tercer día. Así venció al maligno y se presentó
ante el Padre como ofrenda agradable y devolvernos la posibilidad de
relacionarnos con Dios, ya que habíamos roto los lazos con Él ofendiéndole con
nuestros pecados.
En el día del Domund
debemos orar, también, para que todos los misioneros sientan la ayuda de Dios y
se entreguen con alegría y esperanza a predicar el Evangelio en tierras
lejanas. Cada cristiano debe ser misionero a lo largo de toda su vida,
dondequiera que esté, puesto que a todos se refería el Señor antes de su
Ascensión a los cielos cuando dijo a los apóstoles: “Id y haced discípulos a
todos los pueblos, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo y del
Espíritu Santo”. Unos desempeñarán esta misión en el seno de la familia, otros
en los ambientes donde trabajan, y otros en la comunidad parroquial a la que
pertenece. Otros, llamados por el Señor de un modo especial, sienten el deber
de ir a otros lugares del mundo en los que no hay cristianos suficientes
para anunciar el Evangelio. Ellos
reciben la llamada de Dios en su corazón como la escuchó Abraham a quien dijo
Dios: “Sal de tu tierra y de tu parentela y ponte en camino hacia la tierra que
yo te daré” Y, fiándose de Dios, dejan su tierra, su familia y sus amigos, y
parten hacia lugares lejanos enviados por su Obispo. Con este gesto nos dan a
entender algo muy importante y que nadie debemos olvidar nunca: La misión de La
Iglesia nos corresponde a todos, aunque no a todos igual: a cada uno de una
forma concreta.
Otro motivo de
nuestra oración es pedir al Señor para que aquellos hombres y mujeres niños,
jóvenes y adultos que reciban el Evangelio, presten oído atento al mensaje del
Evangelio, que es mensaje de salvación, crean en Jesucristo, vivan como
verdaderos cristianos y se conviertan en apóstoles de sus amigos y compañeros
allá donde vivan.
Si consideramos todo
lo que significa el Domund, fácilmente podremos concluir que esta Jornada
eclesial, que se celebra en todo el mundo, tiene como objetivo fundamental la
propagación de la fe en Dios Padre, Hijo y espíritu Santo que se nos ha
manifestado en Jesucristo nuestro Señor. Y, por ese motivo rezamos, sobre todo,
por cuantos están implicados en esa misión más allá de nuestras fronteras.
Difícilmente podremos tomar en serio este día y las intenciones que hemos
referido si no cultivamos en nosotros mismos la fe que debemos predicar, cada
uno en su lugar y al modo como Dios nos pida.
Por tanto, el Domund
ha de ser, al mismo tiempo, un día de oración por todos los cristianos para que
vivamos intensamente la fe que Dios nos regaló en el bautismo.
Pensándolo bien, si
la fe nos ayuda a entender el sentido de nuestra vida y de todo lo que en ella
nos ocurre, y a descubrir que todo ello lo permite el Señor para nuestro bien y
para que alcancemos la salvación eterna, nos convenceremos de que es una
verdadera obra de caridad trabajar para que llegue a todos los hombres el
Evangelio de Jesucristo. Y si nos convencemos de ello, no podremos quedarnos
tranquilos si no hacemos lo que esté de nuestra parte para que la Iglesia
ejerza siempre la misión que el encomendó Jesucristo. Por eso, el título del
Domund este año, es: Fe, más Caridad,
igual a Misión. (Fe+ Caridad = Misión) .
Pido al Señor que
todos entendamos la consigna del Domund y procuremos cumplirla con ilusión y
espíritu cristiano.
Santiago.
Arzobispo de Mérida-Badajoz
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